Celebrando la salida del libro “La palabra cuenta”

Por:Benjamín García
Finalmente, y después de un largo proceso de revisión, exclusión e inclusión, tenemos a la mano el libro de LA PALABRA CUENTA. Una compilación de los que a nuestro humilde entender y el de algunos amigos consultados, son los artículos con más dignidad de cuanto hemos publicado a lo largo de estos cuatro años en esta trinchera de los martes en La Información.

    
Y para celebrarlo hemos organizado un encuentro especial este viernes 23 de enero en Moca. La Biblioteca Municipal Gabriel Morillo nos acogerá en un acto donde Mariano García y Edgar García me harán el honor de conversar sobre el libro con nuestros invitados. Desde ahora y con estos párrafos extraídos de algunos artículos quedan todos mis amigos formalmente invitados.
   
“La Palabra Cuenta”… sugerente manera que ayuda a destacar el doble valor de la palabra, pues con ella contamos historias y de ella hemos de valernos para poder interpretar la vida en todas sus manifestaciones y hacer frente a sus consecuencias”.
    
“La he sufrido, disfrutado, y aunque no lo crean, hasta la he bailado. Me he hecho en ella, me he derramado como aceite sobre el asfalto. Lo que vivo y resisto. Con ella descubro las razones de la existencia para celebrarla. Como la palabra, todo lo cuenta. Tengo testimonios de profundas reflexiones y cambios de actitudes y hasta gozado con estas “ocurrencias” semanales. Es esa mi mayor satisfacción”.
    
“Escribir ha sido un ejercicio de exorcismo a la vez que de introspección, he querido ser espejo, reflejo del dolor, de la alegría, igual como busco descubrirme en cada frase, en cada adjetivo. De lo inoportuno a lo imbécil. He procurado dejar mancha en vez de huella, huellas en vez de manchas. Ilusión junto a la locura, esperanza ante el arrojo de una verdad descubierta o más bien, transparentada desde mi óptica”.
    
“La Palabra Cuenta como cuenta la palabra al momento de descubrir o desarropar la verdad. La palabra tiene sentido si hemos buscado su significado, aun cuando nos deje sin sentido. Esa es la intención de este desahogo cuyo sello va de lo matinal a lo nocturno, porque escribirlo no tiene horario, mucho menos sacrificio”.
    
Mientras la palabra cuente, hemos de contar con ella como herramienta para desenmascarar, pero también para celebrar la vida y todas sus consecuencias.
    
Como quien no quiere las cosas
“Hola. Acá andamos buscando tema, despejando dudas, rehaciendo errores para no tener de que arrepentirnos. El ejercicio de opinar o escribir sobre una realidad social tan lacerante como la nuestra es a veces agotador y desestimulante”.
    
“En ese escenario prefiero rendirme ante el llamado ominoso de unos duendes cuyo propósito mal sano, es hacerme especular sobre cuentas de un rosario que quizás no me pertenece o nunca ha sido mío y cuyo valor mayor está en el aliento poético de sus palabras. Por eso hoy también lo comparto. Y no me juzguen, solo permito que la realidad me provoque y entonces canto, como un gallo o como un preso de la cuarenta”.
    
Diálogo íntimo con el lector
“No escribo para dar consejos, ni para cambiar el mundo. Pero cuando logro tocar la fibra íntima de un lector y me confiesa sentirse a gusto con cuanto lee de mis historias, o se replantea su visión sobre uno de los temas tratados, estoy más que convencido de la necesidad de voltear la página, de que este intento sencillo pero agudo, logra su propósito”.
   
“Suelo no mirar titulares de periódicos, como alternativa estoy atento al movimiento de las calles y ahí encuentro todo, a blanco y negro y a color, de manera nítida, incluso más desgarrador que en la palabra impresa. Suelo sí, revisar las páginas de opinión de los diarios, la visión de tantos hombres y mujeres cuyo afán es insistir en la necesidad de cambios, de lograr una sociedad un tanto más equilibrada”.