Mi reloj marcaba las 8:30 de la mañana, me dirigía hacia Gurabo para llegar al paraje de Viojó, ya que había competencia de motocross, aquel camino era bastante incomodo, comenzó a llover, era una proeza llegar a nuestro destino.
Al pasar por el frente de esta casa nos llamo la atención ver tantas cabezas de muñeca alrededor de ella, era como si estuviéramos frente a una de esas viviendas que solo se ven en películas de misterios.
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Fotos y Texto -Carlos de San Juan |
Cámara en mano comenzamos a fotografiar aquellas muñecas, que llamaban tanto la atención de todo el que pasa frente a dicha casa.


Vi su mirada inquisidora sobre mí, se rio y me invito a pasar, acepte de inmediato, quería ver que había dentro de la casa.


Hago trabajos para gente que quiere curarse de ciertas dolencias, lo malo que le quito a la gente lo guardo en cabezas de muñecas


No, yo trabajo sin eso.
Su altar está lleno de imágenes y muñecos, los cuales nadie puede tocar solo él.
La gente me deja caer algo, con eso como.
Al salir de allí, me despedí con un fuerte apretón de manos, eran las 6 de la tarde y tenia prisa en llegar a mi casa.
Recuerde que no trabajo con lo malo, todo lo que hago es con Dio, susurro.