Los políticos dominicanos han jugado con la dignidad de su pueblo durante años.
Han sembrado la pobreza, la ignorancia y la desesperanza, utilizando la falta de educación como herramienta para mantener al pueblo adormecido, manipulable y, en muchos casos, comprado con promesas vacías, ron y pica pollo.
Mientras tanto, ellos continúan hipotecando el futuro de nuestra nación con préstamos millonarios, dejando a las generaciones venideras con una carga financiera insostenible.
Y lo más indignante: el pueblo sigue siendo el único que paga el precio, a través de impuestos cada vez más altos, mientras los recursos del país se desvanecen en manos de unos pocos.
Es hora de despertar.
Es hora de exigir un cambio verdadero, de exigir un gobierno que ponga primero a la gente, no a los intereses de unos pocos.
Ya basta de usar al pueblo como una ficha de cambio en su juego de poder.
El pueblo tiene el derecho de vivir con dignidad, de tener acceso a una educación de calidad, a un sistema de salud eficiente y a un futuro libre de deudas impuestas por una clase política que ha sido indiferente a las necesidades reales de la gente.
¡Es momento de alzar la voz y reclamar lo que nos pertenece!

