Entiendo esta tendencia y estilo desenfadado y sin miedo para comentar la puso de moda en su momento la comunicadora Amelia Alcántara, quien a través del espacio radial Sin Filtro se atrevía a dar algunos “detallitos” íntimos de figuras conocidas.
A raíz de lo sembrado por Amelia, muchos ahora se sienten con el derecho y la potestad de ventilar cosas o hacer insinuaciones sobre los artistas y personalidades que trabajan en medios.
Esto ha traído grandes controversias y enfrentamientos, ya que algunos entienden solo se debe compartir la labor profesional que realizan las personalidades y dejar de lado la parte personal.
Esta es una dualidad que hay que ponerle mucha atención, porque si bien es cierto que a nivel privado cada quien hace con su vida lo que quiera, no menos verdad es que se debe tener por lo menos un ápice de prudencia, recato y decencia cuando usted se debe a un público.
La vida personal de una figura no está ajena ni exenta a ser conocida, evaluada y hasta juzgada por la gente que sigue a estas celebridades,
Más en estos tiempos de redes sociales donde no se puede tener nada escondido y mucho menos hablar mentiras porque al instante te lo descubren.
Lo que si entiendo es que los periodistas y comentaristas de farándula no debemos cruzar la línea del respeto y la verdad, aunque esto nos cueste dejar de generar visitas y los “likes” que tanto nos gustan.

